martes, 24 de marzo de 2009

24 marzo 2009
CELOS ENTRE HERMANOS
Hoy os traigo un documento acerca de los celos entre hermanos, un tema que a veces no supera y no sabemos como abordar. Espero que os ayude a aquellos/as que vayais a aumentar la familia proximamente o acabeis de hacerlo. Ahí va.


El niño que se ve destronado por su hermano sufrirá celos. Los padres pueden intentar mitigar el dolor que le producen, pero no evitar que los sienta. Será algo temporal, como pasar un sarampión o una gripe, 1 tenderán a desaparecer cuando el niño vuelva a sentirse seguro y encuentre su nuevo lugar en casa.
Los padres no han de evitar este proceso. Los celos son una oportunidad para que el niño conozca esa emoción, la identifique y aprenda a asimilarla. Así sabrá que sus padres pueden repartir su atención con otras personas sin que disminuya su amor por él también entenderá que a cada hijo se le quiere de forma distinta. Con el tiempo descubrirá las ventajas de tener hermanos y establecerá con ellos una relación de complicidad de la que los padres no serán partícipes, aunque sí espectadores. Pero para que este proceso se produzca es necesario sentar las bases:
* Hay que dejarle al niño que exprese lo que siente, aunque sea mediante el enfado o la rabieta, y traducirlo: "Entiendo que estés enfadado, sé por lo que estas pasando". Todo lo que expresamos y no callamos es sano.
* No utilicemos las comparaciones entre hermanos. Se puede reconocer las cualidades de cada hermano, pero no caer en consideraciones del tipo: "Mira a tu hermano, con lo tranquilo y bueno que es, ya podrías aprender de él".
* Cuidado con reforzar en exceso el comportamiento de un hermano frente a los otros. Independicemos el trato, ya que cada niño es distinto. Si tenemos que regañar o felicitar a uno, mejor hacerla por separado. No intentemos dar a todos lo mismo: el concepto de justicia es subjetivo y hay que educarles en el criterio de dar en función de las necesidades de cada uno.
La llegada de un bebé
Daremos la noticia al niño ya durante el embarazo con un simple: "Vas a tener un hermano". Esto es suficiente porque da explicación a los cambios que nota en su madre en los primeros meses de embarazo y a la vez le hace participe de los acontecimientos que ocurren en casa. Hay que hablar con naturalidad de la noticia, que escuche cómo se lo decimos a la familia. Conviene hacerle notar los cambios físicos: "Toca la tripa", "háblale, que te oye", "siente cómo se mueve”':
Podemos preparar con él la habitación y la ropa de su futuro hermano, pero sólo si quiere, nunca por obligación; si dice que no, respetemos su postura.
El niño tiene que estar informado de lo que ocurrirá mientras dure el ingreso para el parto. El padre, si es posible, tendrá que dedicarle mucho tiempo, cuidarle y preparar la visita para conocer a su hermano.
Se evitará cualquier cambio o fuente de estrés en este periodo y se intentará ser más flexible con determinadas reacciones del niño. Por ejemplo, no pretendamos que deje el pañal en estos momentos.
Hay que avisarle del tiempo que exige el cuidado de un bebé y ponerle como ejemplo el que le dedicábamos a él. Debe saber que el hermanito, sobre todo, va a dormir y comer, y que no podrá jugar con él como le gustaría hasta que sea más mayor. No le dejemos que fantasee con la posibilidad de jugar con el bebé; con el tiempo se lo pasarán bien juntos, pero no al principio.
No conviene dejar al niño al cuidado de los familiares durante todo el periodo de hospitalización. El padre debe pasar alguna noche con él o, por lo menos, ocuparse de sus rutinas diarias.
Cuando los niños comienzan a tener independencia, afrontan con más tranquilidad situaciones donde pierden la exclusividad de la atención de sus padres. Están seguros de sus capacidades, tienen una relación duradera y clara con los adultos, se sienten autónomos y, por tanto, están más
Reacciones ante un nuevo hermano
Regresar a comportamientos infantiles ya superados -el chupete, querer papilla o biberón, portarse como un bebé- y mostrar una actitud rebelde -oposición sistemática, orinarse encima, desobedecer- son demostraciones de lo mal que el niño se siente con la nueva situación.
No es infrecuente que el niño manifieste comportamientos agresivos hacia el nuevo hermano, aunque la mayoría de las veces es un intento de tratarle como a sus compañeros de juegos, sin darse cuenta de que un bebé es más delicado y frágil. Hay que retirar al niño y explicarle, sin alarmas, que no le vamos a permitir esa conducta; tenemos que enseñarle a acercarse, a hacerle una caricia o darle un beso a su hermano menor.
También podemos recuperar álbumes y películas de cuando era bebé y contarle lo que hacíamos con él, lo que sentimos cuando llegó a casa y cuánto le queremos. El niño puede asimismo colaborar en algunas de las tareas de cuidado del hermano.

"El manual de Super Nany, cambios en la familia"

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